LA PELÍCULA QUE YA VIMOS, ESTÁ EN NETFLIX

La reunión de Milei con la Mesa de Enlace, fue el colchón para amortiguar la presencia presidencial en el acto central de la siempre complicada Rural palermitana, pero las bases en el interior dan señales de estar perdiendo la paciencia frente a la presión impositiva. El Gobierno dio dos respuestas negativas a los pedidos por la vuelta de las retenciones para la soja y el maíz, y la reestructuración del INTA por decreto. En otra época, los dirigentes de las principales entidades rurales, hubieran promovido un tractorazo. Después de tres años de sequías consecutivas, el Gobierno tuvo un buen año climático, pero con baja de precios internacionales. Esto determinó que en el cultivo de soja los resultados fueron negativos, y tampoco hubo grandes márgenes favorables en trigo y maíz. Incluso, si se estuviera aplicando en este momento la nefasta 125 impulsada por el kirchnerismo, el Gobierno recaudaría mucho menos en retenciones de lo que se lleva ahora. Sumemos a esto las quiebras o cesación de pagos de empresas presentadas como “modelo” en el sector agronegocios,  que son la punta de un iceberg que tiene bajo el agua las dificultades y el endeudamiento de productores de todos los tamaños. Tampoco perdamos de vista que el agro sigue siendo la principal fuente de ingreso de divisas al país, y las retenciones hacen un aporte sustancial al presupuesto. Respecto al INTA, la Mesa de Enlace era parte de la conducción nacional, y tenía mucha influencia en las decisiones que tomaba el organismo y en los proyectos que desarrollaba, en conjunto con las empresas privadas. Cuando Milei resolvió eliminar la autarquía del INTA, vender miles de hectáreas de campos experimentales, y despedir a un 30% de sus empleados, la Mesa de Enlace recién empezó a cuestionar esa decisión, cuando empezaron a surgir los reclamos de los productores que reconocen el aporte técnico en las diferentes regiones del país. Y sobre llovido, mojado. Porque se viene la disolución de la Dirección Nacional de Vialidad (DNV), que por ahora fue frenada unos meses por una medida judicial. El decreto firmado por Milei, prevé el cierre del organismo con más de 90 años de historia en la planificación, construcción y mantenimiento de 40 mil km de rutas nacionales, transfiriendo sus funciones al Ministerio de Economía para que pueda licitar 9 mil km de nuevas rutas, y delegando el mantenimiento de las existentes a las provincias que ya controlan 179 mil km de redes secundarias. En un país extenso y desigualmente poblado como la Argentina, el sistema vial es la columna vertebral que permite el traslado de la producción, el impulso del turismo, y la mejora en la competitividad. Esta polémica se suma al recorte en obra pública y el freno a la construcción de viviendas, escuelas y hospitales. Sin embargo, en Balcarce 50 apuntan a las elecciones legislativas, para seguir construyendo poder en el Congreso, ya que aún quedan pendientes objetivos claves como presupuesto, reforma laboral, y reforma impositiva. Milei no eligió reformar el Estado, sino destruirlo definitivamente. Y traslada todos los grandes problemas a las provincias y los municipios, mientras está sentado como un “unitario” sobre una gran torta de impuestos que no piensa repartir de forma federal. La vuelta a los 90 ya es un hecho, como la serie “Menem” en Netflix. Ojalá hayamos aprendido la lección, y el grito del interior no llegue demasiado tarde.

Imagen ilustrativa derechos de su autor

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